12.5.12

Se estremecía con caricias que nadie le daba

Se despertó en medio de la noche, sola, una vez más. Él nunca estaba, quizá porque no la quería o quizá porque, en realidad, no existía. Era un fruto de su imaginación, la que dejaba volar día a día, la que hacía que enloqueciera minuto a minuto. Tenía una doble vida, aunque ella no se daba cuenta. Se sentía sola al despertar porque su imaginación aun no había comenzado a manejarla, como lo hacía siempre. Hablaba sola porque creía que estaba acompañada, se reía de chistes que nadie contaba, se estremecía con caricias que nadie le daba. Pero ella estaba sola, aunque no se enteraba.

Las cosas poco a poco, siempre salen mejor

Se pasan el tiempo discutiendo. Que no se ven o que por orgullo, ni se hablan. Esos días que acaban con la felicidad de todos los momentos vividos, donde se trasforman en pequeños recuerdos en formato pesadillas.
Tumbados en la cama cierran los ojos con fuerza. Se preguntan porqué las cosas no siguen como antes. Son solo días. Pero parecen años. Hasta que uno de ellos se atreve a hablarle al otro. Hasta que las cosas por fin se arreglan. Y, casi todo vuelve a la rutina. La única diferencia es que se sienten más unidos. Mientras los teléfonos no sonaban, en cada habitación se sentía el miedo de perder. Él no dice que ha llorado. Ella no le dice que ha abierto el cajón de los recuerdos.
De nuevo están juntos, y la frase más difícil "he tenido miedo de perderte" como siempre queda en el aire.