2.7.12

Miedo a lo desconocido.

Cuando hablamos de amor hasta los más cobardes, sacan su lado temerario. Dejan a un lado lo que pudo sucederles en un tiempo pasado, y se arriesgan sin importarles si volverán a sufrir o no. Quizás es por el temor a la soledad, o tal vez para recorrer el camino que nos queda con alguien a nuestro lado. Es ese impulso que les hace volver a confiar en una persona.Un paso hacia lo desconocido, porque siempre una relación sera distinta a la anterior y todo lo desconocido da miedo.Le tenemos terror a los cambios porque no sabemos si en ellos se darán las cosas mejor, o si volveremos a la misma rutina de la que siempre fuimos vÍctimas.
Pero siempre hay excepciones.Hay personas a las que prefieren no atarse a un sentimiento, y por ello se coronan de valientes.Lo que no llegan a entender es que enamorarse no es ninguna atadura porque sino, no sería amor.Ese sentimiento debe dar libertad, esperanza, ilusión. 
La palabra entrega, la asociamos inmediatamente con la perdida de algo.De nuestra libertad personal. Y en realidad, ya se asocia con nuestra propia elección de dar algo sin recibir nada a cambio. Deberíamos aceptar que ser valiente no es dejar de tener miedo, sino superarse a uno mismo.
Cuando hablamos de amor, nos basamos en nuestras propias experiencias, pero lo que hay que observar es si nos beneficia esa comparación, ya que si hemos tenido una relación de celos no hay por que guiarse por ese patrón en una nueva etapa. Claro está, que nuestras experiencias son las que nos forjan el carácter y nos crean como personas , sin embargo también hay que aceptar nuestros errores y no guiarnos por ellos.Parece ser inevitable dejarnos llevar por todo aquello que hemos pasado, dejar atrás lo que un día nos hizo daño, aceptar que no fue nuestra culpa y seguir. Recordando siempre que cada herida tiene un cómo, un dónde, y sobre todo un porqué. Entender que vendrán nuevas caídas inevitablemente, pero que en todas ellas nos volveremos a poner en pie.