25.10.14

RE: Enviado al amor de mi vida.

Encontrar a ese alguien especial es complicado, pero una vez encontrado te sientes lleno, completo y libre. Y ahí lo supe.
Porque a partir de ese día por primera vez el contador sumó en positivo. Por primera vez las cuentas salían. Por primera vez no era ciencia ficción, sino realidad. Por primera vez supe que podía arrancar e irme mas allá de mi existencia.

Quiero descubrir y disfrutar todas esas ganas de escaparme a cualquier otra parte, firmar un contrato de 'ausencia indefinida' y desaparecer del mapa junto a ti; porque tu y yo formaríamos el equipo perfecto y no necesitamos a nadie mas. Arriesgo entregarte el mapa de mis labios, de mis lunares y de mi corazón a cambio de que te conviertas en el centro de mi mundo, en mi presente, en mi futuro y en mi infinito. Contigo encuentro aquel 'punto y final' y ya no hay sitio para mas puntos, por que todo lo llenas tu.

Que no exista un día sin ti. Ni hora ni minuto. E, irremediablemente, sólo siendo tú, consigues que  te quisiera de una forma inexplicable y ya no existe palabra en el vocabulario español capaz de describir lo que eres para mí.

Me encantas y me encanta que me encantes. La mejor sensación es la de tenerte muy cerca y pensar que sería genial que algún día estuviésemos tan unidos hasta el punto de fusionarnos y convertirnos en un todo.

Me enamora tu sonrisa, tan especial, tan para mí. Tu sello de identidad. Esa sonrisa que arregla mi mundo en un solo movimiento.

Que si, que daría mi mundo entero por despertar todos los días contigo, empezando desde este instante hasta que nos sobre el aire.  Aire, que quiero respirar lentamente, apoyarme en cada suspiro tuyo siempre que mi vida sea una caos y cuando no lo sea, también. No necesito que nuestra vida sea de color rosa ni blanco y negro, porque tu y yo somos capaces de inventar nuestra gama de colores, nuestro propio arco iris.

Puede que este perdiendo ese gramo de cordura que me queda, que lo que pido sea una locura, por no decir un imposible.. Pero lo que es casi seguro que no pase, puede pasar. Y mientras haya un posibilidad..., media posibilidad entre mil millones de que pase, vale la pena intentarlo.

Enviado al amor de su vida.

Te escribo este mensaje para comunicarte que soy el amor de tu vida! Sé que de primeras te parecerá atrevido e inadecuado, sin embargo, estoy tan convencido que nuestras vidas irremediablemente se unirán como que tu belleza ilumina mis noches más oscuras y calma mis días más bravíos.

Solo pensar en ti hace que crezca dentro de mí una sensación de alegría y felicidad que impregna mi sangre cual infusión de vida, acelera mi corazón y lleva a todos los rincones de mi cuerpo esas ganas de vivir contigo, sentirte, quererte, ayudarte, en definitiva… amarte.

Consigue que lo más insignificante que ocurre en mi vida cobre un verdadero sentido y que aquellas cosas que me preocupan y atormentan parezcan débiles castillos de arena que se estremecen con la suave acaricia de la marea, marea que tú y yo observamos sentados en la arena, que va y viene a nuestro antojo, como lo harán nuestras vidas.

No necesito a nadie ni nada a mi lado para saber que no hay nada más fuerte que lo que tú y yo tenemos, nada más indestructible e incorruptible, solo necesito mirarte a los ojos y antes de que un simple pestañeo intente desviar mi atención, ya estoy viendo en el interior de tu iris los pequeños surcos que su color me deja entrever, surcos que relatan una vida juntos, recuerdos que están por llegar, sentimientos por vivir, vidas por descubrir, surcos que relatan un pasaje que no es otro que un amor inevitable, un amor único, un amor que solo tiene dos palabras para describirlo, TÚ y YO.

Quiero levantarme un lluvioso día de cualquier mes, cualquier año, en cualquier lugar y verte a mi lado. Quiero que mientras las gotas resbalan juguetonas por el cristal, como si de un juego de malabares se tratase, mientras las sinuosas arrugas de las sábanas me incomodan, mientras el frío invierno llama incesante a la puerta, mientras unos tenues pero decididos rayos de sol se cuelan por la ventana para acariciar y coquetear con tu delicada piel como si intentasen ganarme en este estúpido juego del querer… quiero, que mientras pasan todas esas insignificantes y pequeñas cosas, pueda disfrutar del mayor y más importante regalo que ésta vida me puede dar, poder mirarte a los ojos mientras duermes y darme cuenta de verdad que estás junto a mí, porque tú quieres y yo quiero, porque nos necesitamos, porque nos buscamos y nos encontramos, porque siempre que te necesito estrás ahí, en definitiva, porque nos amamos.

No deseo otra cosa más que quererte, no quiero nada más que poder amarte, no amo a nadie como te a ti. Quiero que este deseo de amor seas tú. TÚ Y YO. Para siempre. Juntos.

8.10.14

Un presente continuo.



El presente acaba de dejar de existir.
Al ritmo que pasan por delante de ti cada una de estas letras dejas de ser la persona que estabas siendo para convertirte en la persona en la que soñabas convertirte. Cuando vuelvas a leer esa frase estarás ya de camino y si quieres cambiar de ruta no podrás volver atrás pero podrás dar un volantazo. El presente ‘es’ y ‘no es’ en un santiamén.

Aún así lo único que importa es el presente, porque el resto no lo vives. Este instante en el que todos existimos, que desaparece a la velocidad con la que va cayendo la arena en un reloj inexorable, es tu vida. Cada uno de esos granos, cada milisegundo, es un momento irrepetible que las personas que vivimos dedicamos a una cosa o a otra: disfrutar de la felicidad  de estar aquí por casualidad, o salir a buscarla a pesar de tenerla al lado. La felicidad, en cambio, no se preocupa por nosotros. Está ahí mismo, deseando ser gozada, susurrándote al oído mientras tú le gritas para que venga de una vez.
Pero la felicidad nunca se fue, solo dejaste de verla.

Nos volvemos locos deseando lo que ‘no’ y despreciando lo que ‘sí’. No nos damos cuenta de que algunas cosas a veces son y a veces no, no todo pasa siempre a la vez, aunque haya momentos en los que da la impresión de que todo lo malo coincide. Nada es tan grave eternamente. Cuando lo es, lo es solo por un rato que se hace largo pero ya llegará el momento en el que dejará de serlo.

“Ojalá durara para siempre”. Pero para siempre es un coñazo. Para siempre es una cadena perpetua. Para siempre es un presente de por vida y un buen presente es aquel que se camufla de sorpresa y deja atrás a tu futuro.
El mejor presente es el que te hace descubrir que el tiempo es de mentira. El mejor presente es una cicatriz de caramelo. El recuerdo de una brecha dulce que vas a estar contigo para siempre. Una foto en la cartera. El mismo beso al despertar cada mañana. La misma canción en tu cabeza. Su cara contra la almohada.

Un tatuaje es un presente de por vida. Nos tatuamos pensando que nunca vamos a cambiar y la vida y las arrugas se convierten en sonrisas que se mofan de nosotros. Ellas también son el presente. El de los viejos. Los viejos han dejado de entender nuestra locura por llegar más rápido al futuro, como es lógico, y los sanos saben que el pasado está bien donde está. Los viejos saben que no hay mejor bendición que cumplir años porque conocen a muchos que dejaron de cumplirlos. Los viejos no entienden que les pongamos filtros a las fotos para envejecerlas porque saben que los achaques llegan solos. Muchas veces no valoramos el momento hasta que llegamos a viejos.
Nos pasa con el presente lo que nos pasa con las personas: nos damos cuenta de lo valioso que es cuando más cerca estamos de perderlo.

A mi el presente me gusta con los brazos abiertos y los ojos cerrados. Con la nariz en el viento, con los pies en la tierra, con los pulmones llenos y la boca estirada. Con el corazón en los dedos, con la mente abierta, con sus brazos en mi cintura y el pasado a mi espalda. Con el futuro más allá del horizonte, a la espalda del sol, donde sus rayos se cansan de iluminar el espacio y nadie sabe lo que hay ni merece la pena buscar.
Ya llegará el futuro, y cuando lo haga será presente.

Ahora, dejemos de llorar el verano. Bienvenido, otoño.