Cuando era pequeña esta fecha era muy importante para mi. ¿Porque? Porque era el día cuando celebraba mi día, no, no, no es mi cumpleaños, sino el día del niño, de la infancia. El 31 de mayo acababa las clases y tenía tantas ansias de verano, calor, vacaciones, ir al pueblo de mis abuelos... y lo mejor de todo era que sabía que al día siguiente veía a mis primos, comíamos dulces, jugábamos... Vamos, alegría por doquier. Hoy en día, el día 1 de junio, pasa desapercibido, ya no estamos todos juntos, tampoco se escuchan aquellas risas que resonaban en todos los rincones, ni peleas... y claro... una se pone melancólica.
La verdad es que tengo muchos recuerdos de cuando era pequeña. Actualmente sigo con algunos hábitos que tenía en aquella época, y otros... simplemente los dejé por el simple hecho de que ya soy mayor (una pena). Aunque en el fondo, siempre seré una niña.
Comía día sí y día sí caramelos, normalmente tenían dos colores. Mis preferidos eran los de sabor a fresa y leche. No los cambiaba por nada del mundo. A día de hoy les sigo comprando pero añadí a mi lista nuevos sabores. O comer aquella cantidad gigantesca de dulces sin tener en cuenta las calorías que te metes, ni si es de día o si es de noche.
Siempre estaba soñando, que llegaría a ser una profesora muy buena con sus alumnos (estoy en proceso). He de reconocer que era muy ingenua, una cosa que aun me hace gracia era que pensaba que todos los países eran cada uno un planeta y que nunca llegaría a pisar otro planeta (país). :)
En las noches de verano, con el cielo lleno de estrellas, en el jardín, cantaba y bailaba hasta quedarme sin voz ni fuerza. A cada canción le ponía tanta voluntad y tanta motivación...
Crecí rodeada de animales, perros, gatos, gallinas, patos, cabras...Pero lo que mas adoraba eran a mi gata y a mis perros. Cuando daban luz a aquellos diminutos animalillos, nadie podía separarme de ellos. Con mi hermana cogíamos comida a escondidas y se la llevábamos. Si supiera mi madre que en realidad eran mas veces de las que se pensaba.. jaja
El sábado y el domingo. Eran nuestros días de cine. Tooodo el día viendo dibujos animados (tom y jerry, nu pogodi, superman...) con mis hermanos, y a nuestro lado siempre había un cesto con manzanas. No queráis saber donde acababan los restos de las manzanas! jajaj Aii mi pobre mamii!!
El día que decidí aprender a montar en bici. Fue un día histórico. Tantas caídas, tantos moratones y a pesar de todo tenía tanta motivacion por aprender a andar, coger la bici y salir por el pueblo. Este recuerdo queda tatuado en mi piel para siempre, sigo viendo esas cicatrices día a día.
El tema de las muñecas. Un verdadero campeonato mundial en ver quien hace el mejor vestido para su muñeca. Y luego el desfile... vamos, ni en las pasarelas de París o Milano vieron semejantes diseños. Lo mas original era nuestra fabrica de costura, de donde salían todas aquellas prendas, ni os lo imaginas, era ni mas ni menos que un coche. Si, si, un coche azul marino de mi padre que nos lo había dejado casi sin querer. Lo sentimos papá!
Papa Noel. Sinceramente desde que tengo uso de razón sabía que no existía, aun así disfrutaba al máximo de las fiestas navideñas, de las vacaciones repletas de nieve, frío, hielo, muñecos de nieve, la ilusión que tenía en volver a hacer el árbol de navidad, pan caliente recién sacado del horno, los villancicos que cantábamos de casa en casa...
Muchos recuerdos que sigo adorando. En aquella época vivíamos sin relojes, sin preocupaciones, sin discusiones, sin envidia, sin nada que nos pueda amargar el día. Lo único que importaba era la felicidad, la alegría y que te lo pasaras genialmente genial.
Feliz día del niño!
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