27.8.13
Hambre de futuro
Se pasa el día soñando y tiene una fe ciega
en el destino, sabe que todo pasa por algo. A veces se queja de que de
pequeña era más fantasiosa y siempre reía, y es cierto, pero cómo no va a
dejar de soñar alguien a quien la vida le ha dado unos buenos palos.
Aun así salió del bache y vive cada día convencida de que lo mejor está
por llegar, de que le espera algo grande; que su vida actual está
orientada hacia lo que el destino le tiene preparado. Tuvo malas rachas,
esas que tenemos todos, y se levantaba sin ganas de ser nadie, sin
aspiraciones. Pero algo cambió, ni ella misma sabe lo que es, supongo
que se dio cuenta de que así no podía seguir, que era demasiado joven
para ahogarse en sí misma. Cuentan que un día se miró al espejo y no
reconoció a quién estaba ahí de frente. Ya no era aquella chica risueña,
charlatana y feliz, muy feliz. Malas rachas… Pero siguió adelante. Y no
pudo hacer mejor elección. Ahora sueña con su futuro, algo que durante
un tiempo había quedado muy olvidado. Quiere dejar la ciudad, no es que
huya de su realidad, pero tiene hambre de nuevas cosas. De vivir
experiencias, de abrir su mente, de cambiar de ambientes, de llegar a
ser mejor. Aprenderá a echar de menos, y sabrá quién realmente merecía
la pena. Y así podrá conocerse a sí misma, la tarea más difícil de toda
nuestra vida, y también la más emocionante. También cuentan que ayer
volvió a mirarse al espejo, y que sonreía, ni ella misma sabe muy bien
por qué, pero está segura de que a partir de ahora todo va a salir bien
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario