12.3.12

Marea el vértigo de sus apuestas

Impulsos repentinos, esos inexplicables, que realzan su naturaleza. Por ellos se guía, se sitúa, se deja llevar. Le suelen indicar los parámetros fuertes de los extremos, de los deseos ocultos. La letra pequeña de la moral humana, las leyes del instinto primario. La libera, la traiciona en ocasiones, y en otras acentúa el premio de haberse lanzado. Una noche loca proyecta su empuje con riesgo siempre de despeñarse. La incita a retar las prohibiciones, las contraindicaciones. Se pierde en sus manos llenas de perversión, de elecciones arriesgadas. Las equivocaciones están siempre al cincuenta por ciento, la otra mitad, repletas de seducción. Sabe que caera, siempre responde a sus incitaciones. No conoce limites. Los impulsos que quitan la vergüenza, que hacen sudar sus complejos. Esos llevados por lo absurdo. Un mundo interno reclutado entre miles de prejuicios. Nadie lo sabe, nadie conoce sus secretos, sus confesiones. Un salto de dos, el sabor caliente de la intuición. Deliciosa locura.. 

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